“The Economy of Justice” – Sunday Preview by The Rev. Stephanie Kendell
2006 – ‘Jumping’, a large colorful acrylic painting on canvas, fusion-art by Dutch abstract artist-duo BenFo, Ben Vollers & Fons Heijnsbroek
Ben Vollers & Fons Heijnsbroek
Each week we hope to support and inspire you to be the hands and feet of Jesus in the world. However, Jesus’ call to justice is not a sprint…it’s a marathon. So, I hope this week’s newsletter finds you taking care of yourself. The work of justice in the name of Christ’s love is the most rewarding work we can do. And although the economy of justice is rooted in love, the work of justice can be a challenge and sometimes spiritually and emotionally taxing. It is important that you love and care for yourself the way God cares and loves for you.
Our prayers continue to be with the people of Las Vegas, Puerto Rico, and Mexico. This week as well, however, we want to take a moment to give thanks for the continued community of this church as we celebrate our 207th anniversary. What a gift this church is to the many people, communities, and ministries it has been a part of over the years. May we continue to commit ourselves to growing and serving God’s beloved community. If you have found yourself away from church lately we hope that you make your way back and join us this Sunday as we continue to live, love, and support the divinity of diversity that is growing and thriving each week. We also want to wish our incredible Pastor Kaji a happy one year anniversary serving this community. We are so grateful for your leadership that keeps us curious about our faith, engaged in our communities, and committed to this church.
This week’s scripture is interesting in light of all the things happening this week. It comes from the book of Matthew chapter 20 verse 1-16. It highlights how the work of justice takes everyone to thrive. However, the unity of people needed to do the work will not always look equal to the community because God’s notion of equality is different from what’s taught in the market economy.
For the kingdom of heaven is like a landowner who went out early in the morning to hire labourers for his vineyard. After agreeing with the labourers for the usual daily wage, he sent them into his vineyard. When he went out about nine o’clock, he saw others standing idle in the market-place; and he said to them, “You also go into the vineyard, and I will pay you whatever is right.” So they went. When he went out again about noon and about three o’clock, he did the same. And about five o’clock he went out and found others standing around; and he said to them, “Why are you standing here idle all day?” They said to him, “Because no one has hired us.” He said to them, “You also go into the vineyard.” When evening came, the owner of the vineyard said to his manager, “Call the labourers and give them their pay, beginning with the last and then going to the first.” When those hired about five o’clock came, each of them received the usual daily wage. Now when the first came, they thought they would receive more; but each of them also received the usual daily wage. And when they received it, they grumbled against the landowner, saying, “These last worked only one hour, and you have made them equal to us who have borne the burden of the day and the scorching heat.” But he replied to one of them, “Friend, I am doing you no wrong; did you not agree with me for the usual daily wage? Take what belongs to you and go; I choose to give to this last the same as I give to you. Am I not allowed to do what I choose with what belongs to me? Or are you envious because I am generous?” So the last will be first, and the first will be last.’ (Matt 20:1-16 NRSV)
We have members of The Park that have been here for their whole lives. And when we commit ourselves to something for so long we may think we have cornered the market on the church and how it understands God’s call to justice and Christ’s abundant grace in the world. We have labored for years and have sowed the seeds we wish to see flourish. However, we are constantly welcoming new laborers to the work of justice because our world needs more help than any one group can provide. We saw an outpouring of laborers at work this week, both new and old. From those helping each other in Las Vegas to a soaking wet mayor in San Juan, Puerto Rico. A laborer fills a need in the community which is why we can’t worry about when someone came to the work of justice or how perfect they are at the work they are called to do—we need everyone because God needs everyone. So, no matter if you are first or last, you are still counted in the labor of God’s love. Equally and unequivocally.
So, this week church, give thanks for the laborers in your life—including yourself. Take time to breath deep of the eternal grace of God’s love and offer yourself a space of renewal to keep up the work of justice. You are called by God to this work. You are needed for this work. And you are a valued part of this body of Christ laboring in the world.
Shalom Y’all.
La economía de la justicia
Amada iglesia,*
Cada semana tenemos la esperanza de poder apoyarles e inspirarles para que se conviertan en las manos y en los pies de Jesús en el mundo. No obstante, la justicia de Jesús no es una carrera corta, es un maratón. Por eso espero que esta carta les encuentre dedicando tiempo para cuidarse a ustedes mismos. La lucha por la justicia, por el amor, a Jesucristo es el trabajo más gratificante que podemos hacer. Aunque la economía de la justicia está fundamentada en el amor, el trabajo por la justicia puede ser retante y, a veces agotador a nivel espiritual y emocional. Es importante que se cuiden y se amen en la forma en que Dios les cuida y ama.
Nuestras oraciones continúan con las comunidades de Las Vegas, Puerto Rico y México. A la misma vez, esta semana queremos tomar un momento para dar gracias por las comunidades de esta iglesia mientras celebramos nuestro aniversario 207. Qué bendición ha sido esta iglesia a muchas personas, comunidades, y ministerios a través de los años. Oremos para que continuemos comprometiéndonos a crecer y servir la comunidad amada de Dios. Si has estado alejada o alejado de la iglesia, recientemente, esperamos que regreses y nos visites este domingo, mientras seguimos viviendo, amando y apoyando la divinidad en la diversidad que crece y prospera cada semana. También queremos desearle a nuestra increíble pastora Kaji, felicidades, en su primer aniversario sirviendo esta comunidad. Estamos tan agradecidos por su liderazgo que nos mantiene curiosos sobre nuestra fe, activos en nuestras comunidades y comprometidos con esta iglesia.
La Escritura de esta semana, tomada del Evangelio de Mateo 20: 1-16, ofrece una perspectiva interesante a la luz de todo lo que ha pasado esta semana. Resalta cómo el trabajo por la justicia nos lleva a todxs a progresar. No obstante, la unidad del pueblo necesaria para realizar la labor no siempre refleja la comunidad misma porque la noción de Dios de igualdad es distinta a la que nos enseña la economía de mercado.
»Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo. Acordó darles la paga de un día de trabajo y los envió a su viñedo. Cerca de las nueve de la mañana, salió y vio a otros que estaban desocupados en la plaza. Les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo, y les pagaré lo que sea justo”. Así que fueron. Salió de nuevo a eso del mediodía y a la media tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo. Les preguntó: “¿Por qué han estado aquí desocupados todo el día?” “Porque nadie nos ha contratado”, contestaron. Él les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo”. »Al atardecer, el dueño del viñedo le ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”. Se presentaron los obreros que habían sido contratados cerca de las cinco de la tarde, y cada uno recibió la paga de un día. Por eso cuando llegaron los que fueron contratados primero, esperaban que recibirían más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día. Al recibirla, comenzaron a murmurar contra el propietario. “Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”. Pero él le contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga? Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de que yo sea generoso?”
»Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos». (Mateo 20:1-16, NIV)
Tenemos miembros en The Park que han estado aquí toda una vida. Cuando nos comprometemos con algo por tanto tiempo, a veces pensamos que tenemos acciones en la iglesia sobre cómo entendemos el llamado de Dios a la justicia y la abundancia de la gracia de Cristo en el mundo. Hemos trabajado por años y sembrado las semillas que queremos cultivar. No obstante, constantemente, le damos la bienvenida a obreros al trabajo por la justicia porque nuestro trabajo necesita más ayuda de la que un grupo puede ofrecer. La semana pasada vimos un despliegue de trabajadores, nuevos y viejos. En Las Vegas, unos a otras se ayudaban, y en San Juan, Puerto Rico, la alcaldesa con el agua al cuello, rescatando a personas de sus hogares inundados. Un trabajador ocupa una necesidad en la comunidad y es por eso que no podemos preocuparnos cuando alguien viene a trabajar por la justicia o cuán perfecto es en el trabajo al que es llamado. Nos necesitamos a todos porque Dios a todos necesita. Así que, no importa si eres primeo o último, cuentas en el trabajo del amor de Dios, de igual manera y sin margen a error.
Esta semana demos gracias por los trabajadores en tu vida, lo que te incluye a ti. Toma tiempo para respirar profundamente la gracia del amor de Dios y crea un espacio de renovación para continuar con el trabajo por la justicia. Estás llamado por Dios a este trabajo. Dios te necesita para este trabajo. Eres una parte importante del cuerpo de Cristo trabajando en este mundo.
¡Paz mi gente!
Revda. Stephanie